Del 14 al 21 de Septiembre, los Hermanos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios de nuestra Provincia de América Latina y El Caribe se dieron un regalo especial: un tiempo para encontrarse consigo mismos, con Dios y entre ellos. Realizaron sus ejercicios espirituales en la ciudad de Quito – Ecuador, en un espacio lleno de paz y belleza que invitó al silencio, la reflexión y, sobre todo, al encuentro fraterno.
Estos encuentros no solo son parte de su vida consagrada, sino también una necesidad del corazón; son momentos para hacer un alto, respirar hondo, mirar hacia dentro y dejar que Dios hable. En medio del ruido cotidiano y del servicio que tantas veces exige mucho, este tiempo permitió a los Hermanos volver a lo esencial: su vocación, su fe, su compromiso con los más necesitados.
También fue un espacio de alegría, porque compartir entre Hermanos es siempre motivo de gozo. Reencontrarse, conversar, rezar juntos, escuchar al otro, reírse, abrazarse con sinceridad, todos estos gestos de cercanía forman parte del camino espiritual. La fraternidad se hace vida en los pequeños detalles, en el café compartido después de la oración, en las anécdotas, en el silencio que se respeta y acompaña.
Ver a los Hermanos regresar del retiro con una sonrisa serena, con el corazón más liviano y renovado, nos recuerda algo muy importante, cuidar el alma es parte de nuestra misión hospitalaria. Para servir bien, también necesitamos nutrirnos por dentro, dejarnos cuidar por Dios y por la comunidad.
Estos ejercicios espirituales nos inspiran a todos como colaboradores, aunque no estemos consagrados como ellos, su testimonio nos anima a buscar también nuestros propios espacios de silencio, a vivir con más conciencia, con más fe, y con ese espíritu de servicio que es tan propio de nuestra familia hospitalaria.
Damos gracias a Dios por este tiempo fecundo, por cada Hermano que sigue diciendo “sí” cada día a su vocación de servicio, y por seguir caminando juntos, con esperanza y corazón hospitalario.


