Promocion de una Causa de Canonizacion
La normativa canónica en vigor está formada por una ley pontificia peculiar, promulgada en 1983 por Juan Pablo II, la Constitución Apostólica Divinus Perfectionis Magister, 25.I.1983, y la sucesiva disciplina, especialmente las Normae servandae in inquisitionibus ab Episcopis faciendis in causis sanctorum del 7.II.1983, y la Instructio Sanctorum Mater, 17.V.2007, che ha abrogado por completo toda la legislación anterior.
Los criterios que inspiran esta nueva disciplina se basan en una mayor consideración del método histórico crítico; una mayor agilidad de las causas sin menoscabar la solidez de las investigaciones en una materia tan delicada y comprometida; un planteamiento que refleja mejor la participación en todas las causas tanto del obispo diocesano como de la Santa Sede.
Por causa de canonización se entiende una sucesión de pasos que, en base a un procedimiento establecido minuciosamente, se van sucediendo a partir del momento en el que la autoridad competente da inicio a las investigaciones sobre la santidad de un Siervo de Dios hasta que dicha santidad es proclamada por el Papa en el solemne acto de canonización.
En las causa recientes, el libelo de demanda, se puede presentar una vez que hayan transcurrido cinco años desde la muerte del Siervo de Dios.
Si el libelo se presenta después de 30 años, el Obispo deberá comprobar, con una atenta investigación, que en el caso propuesto, por parte de los actores (es decir quienes solicitan la apertura de la causa) no ha habido ningún fraude o dolo en el retraso de la presentación de la causa.
Tanto la beatificación como la canonización son actos pontificios mediante los cuales se autoriza el culto público en honor de un Siervo de Dios (Santa Misa, liturgia de las horas, exposición de la imagen con auréola, veneración de las reliquias…). La diferencia consiste en el hecho que la beatificación permite este culto en un ámbito limitado (una diócesis, una institución de la Iglesia, etc.), mientras que la canonización, que desde el punto de vista dogmático es un acto que compromete la infalibilidad del Papa, permite el culto de toda la Iglesia, sin ninguna restricción en cuanto al lugar.
Promocion de una Causa de Canonizacion
La normativa canónica en vigor está formada por una ley pontificia peculiar, promulgada en 1983 por Juan Pablo II, la Constitución Apostólica Divinus Perfectionis Magister, 25.I.1983, y la sucesiva disciplina, especialmente las Normae servandae in inquisitionibus ab Episcopis faciendis in causis sanctorum del 7.II.1983, y la Instructio Sanctorum Mater, 17.V.2007, che ha abrogado por completo toda la legislación anterior.
Los criterios que inspiran esta nueva disciplina se basan en una mayor consideración del método histórico crítico; una mayor agilidad de las causas sin menoscabar la solidez de las investigaciones en una materia tan delicada y comprometida; un planteamiento que refleja mejor la participación en todas las causas tanto del obispo diocesano como de la Santa Sede.
Por causa de canonización se entiende una sucesión de pasos que, en base a un procedimiento establecido minuciosamente, se van sucediendo a partir del momento en el que la autoridad competente da inicio a las investigaciones sobre la santidad de un Siervo de Dios hasta que dicha santidad es proclamada por el Papa en el solemne acto de canonización.
En las causa recientes, el libelo de demanda, se puede presentar una vez que hayan transcurrido cinco años desde la muerte del Siervo de Dios.
Si el libelo se presenta después de 30 años, el Obispo deberá comprobar, con una atenta investigación, que en el caso propuesto, por parte de los actores (es decir quienes solicitan la apertura de la causa) no ha habido ningún fraude o dolo en el retraso de la presentación de la causa.
Tanto la beatificación como la canonización son actos pontificios mediante los cuales se autoriza el culto público en honor de un Siervo de Dios (Santa Misa, liturgia de las horas, exposición de la imagen con auréola, veneración de las reliquias…). La diferencia consiste en el hecho que la beatificación permite este culto en un ámbito limitado (una diócesis, una institución de la Iglesia, etc.), mientras que la canonización, que desde el punto de vista dogmático es un acto que compromete la infalibilidad del Papa, permite el culto de toda la Iglesia, sin ninguna restricción en cuanto al lugar.