Beato Jose Olallo Valdés
Nació en 1820, sábado 12 de febrero en la Habana (Cuba).
Murió en Puerto Príncipe, Camagüey (Cuba) en 1889.
Hijo de padres desconocidos, al mes de nacer lo dejaron en el orfanato de la ciudad sin más explicación que su fecha de nacimiento y que estaba aun sin bautizar. Se desconoce el origen de su vocación. Siendo muy joven conoce a los religiosos de san Juan de Dios, presentes desde 1603 en el hospital San Juan de Dios de esa ciudad, quedando fascinado por el carisma de la hospitalidad en el servicio a los enfermos. Entra así a la Orden Hospitalaria.
En el 1835 sabemos que el joven hospitalario se encontraba en la comunidad de los Hermanos de la ciudad de Puerto Príncipe (que en 1903 cambió de nombre y pasó a ser Camagüey), donde empieza otra etapa de su vida y donde, en 1851, estalló una gran epidemia de cólera que lo verá entregado a la hospitalidad primero como enfermero Mayor y después, en el 1856 como superior de la comunidad, sin descuidar la atención a los enfermos y necesitados.
Se quedó en esa ciudad, con muchas dificultades, durante 54 años, ejerciendo la hospitalidad y de los cuales 13 completamente solo a causa de la disminución de los Hermanos cubanos y por el regreso a España de los españoles.
Nuestro Beato se distinguió por su entrega y por su caridad para con los enfermos, pobres, esclavos, etc., día y noche como enfermero mayor del hospital y también por cómo cuidaba las llagas, heridas, etc.
Entre las muchas fatigas, desgastado por su amor hacia Dios y hacia el prójimo, murió en una habitación de su hospital, a causa di un aneurisma de la aorta abdominal, la víspera de la fiesta litúrgica de san Juan de Dios, su amado e imitado Fundador para celebrar juntos la corona de los justos. Su funeral fue un triunfo, fue un homenaje del pueblo que siempre había visto en él la figura del Buen Samaritano agachado ante la miseria humana. Quienes testimoniaron sobre él, lo definieron como “un hombre justo, un santo, un modelo de virtud, padre de los pobres, apóstol de la caridad, testigo transparente de la caridad cristiana”.
Con el paso del tiempo, al no estar ya la Orden en Cuba, sus Hermanos lo fueron olvidando, pero no lo olvidó el pueblo cubano que, en ocasión del centenario de su muerte, el 7 de marzo de 1989 se encargó de solicitar la introducción del proceso de beatificación y de canonización ante el obispo Mons. Adolfo Rodríguez y ante el Superior General de la época, el Hno. Brian O’Donnel.
Sus restos descansan en la iglesia adyacente a su ex hospital.
Beatificado en Camagüey con Carta Apostólica de Benedicto XVI el 29. 11. 2008.
Su fiesta litúrgica se celebra el 12 de febrero.