¿Quién fue
San Juan
de Dios?
1495
La tradición sitúa su nacimiento en Montemor-O-Novo (Diócesis de Évora), un pequeño pueblo de Portugal. Su nombre natal era Joao Cidade (traducido y popularizado después como Juan Ciudad). Desconoceos muchos detalles sobre su trayectoria en esta primera etapa de su vida, lo que sí podemos es contextualizarlo en una época marcada por las aventuras y los descubrimientos, algo que influyó claramente en su formación.
1503
Llega a la ciudad de Oropesa (Toledo), donde trabaja como pastor al servicio de un mayoral, Francisco Cid, quien fue su padre y tutor, y como tal, una de las personas influyentes en lo que sería su vida futura.
1523
Se enrola en el ejército de Carlos V y participa en la batalla de Fuenterrabía y en Pavía, en la defensa de Viena.
1535
Vuelve a España y en Ceuta trabaja como albañil en las murallas de la ciudad.
1538
Llega a la ciudad de Granada, ciudad donde acontecen los hechos más notorios que supondrán el paso previo al cambio radical de su vida; y donde ejerce el oficio de librero, que en la época suponía la vida de contacto con la calle y aprendizaje.
1539
Se evidencia su proceso de conversión tras asistir a la Ermita de los Mártires y escuchar la predicación de Juan de Ávila el 20 de enero, durante la fiesta de San Sebastián con la homilía sobre la misericordia de Dios, la injusta distribución de las riquezas y la necesidad de atender a todas las personas sin distinción, le generan un choque profundo que lo conmueve.
En plena crisis de conversión es tomado por loco e ingresado al Hospital Real de Granada, viendo y soportando la dureza y maltrato expresa su deseo que marcará el resto de su vida: “Jesucristo me traiga tiempo y me dé gracia para que yo tenga un hospital, donde pueda recoger a los pobres desamparados y faltos de juicio, y servirles como yo deseo”. El 16 de mayo sale del Hospital Real de Granada, se dirige en peregrinación al santuario de la Virgen de Guadalupe en Extremadura, es allí donde promete entregarse a los pobres, enfermos y desfavorecidos.
Por distintos contactos consiguió que la Familia Venegas, que tenía un palacete en la ciudad de Granada, le dejara el zaguán, donde acogía a las personas que encontraba en la calle, a quienes atendía y alimentaba con las limosnas que pedía. El espacio y las condiciones se hacían insuficientes por las numerosas personas que allí acudían; lo cual le urgió que buscará otro lugar. Esta situación dio origen a lo que considera la fundación de su primer Hospital, un pequeño local en la calle Lucena.
Juan de Dios instaura así una manera de vivir y servir, se iba conociendo su obra, su manera de atender a las personas. Su estilo despierta admiración y adhesión empezando a motivar a personas que de manera voluntaria acuden a su centro a echarle una mano con su tiempo y conocimientos; llamaba la atención cómo organizó el centro cuidando todos los detalles, buscando hacer el bien de la mejor manera posible. Como el primer hospital se quedó pequeño fundó otro más grande, y así fue creciendo y extendiéndose por todo el mundo la Familia Hospitalaria.
1550
Fallece en Granada el 8 de marzo a los 55 años en la Casa de los García de Pisa, víctima de una pulmonía a consecuencia de haber salvado a un joven de la crecida del río, tras una vida de entrega infatigable a los demás y de dedicación total al servicio de los pobres y enfermos. Tocaron las campanas, la noticiad de la muerte de Juan de Dios se propagó rápidamente por Granada, la gente salía de sus casas para darle el último adiós. Juan de Dios era el hombre de todos, el hombre de la calle, del que ya casi nadie dudaba de que su obra era cosa de Dios.
1572
El 01 de enero, el Papa Pío V aprueba la “Congregación de los Hermanos de San Juan de Dios” y años más tarde, en 1586 el Papa Sixto V aprueba como “Orden Hospitalaria de San Juan de Dios”.
1630
Fue beatificado por el papa Urbano VIII el 1 de setiembre. En el año 1690 es canonizado por el papa Alejandro VIII.
1886
Fue nombrado Santo Patrón de los Hospitales y de los enfermos por el Papa León XIII el 27 de mayo; posteriormente nombrado Patrón de los Enfermeros y sus asociaciones por el Papa Pio IX el 28 de agosto de 1930; nombrado Copatrón de Granada por el Papa Pío XII en 1940; y en 1953 nombrado Patrón de los Bomberos